Desvelando el tema de "San Francisco comiendo con el cardenal Ugolino", c. 1724
Este óleo sobre tela se
encuentra en la iglesia de la Inmaculada Concepción en Caracas, hoy más
conocida como iglesia de San Francisco por haber formado parte del complejo
conventual de la orden franciscana. En la parte inferior central del cuadro
puede leerse: “A DEVOSION DE EL S. ALCAD./ GOVERN./ DE RUI FERNANDES DE FUEMAI”
y bajo esta leyenda “Hisp.s me ft inv.r”.
Por las grandes dimensiones de la obra (255 x 200 cm) podríamos pensar que la
pieza habría sido pintada para el claustro del convento contiguo, formando
parte de una serie de pinturas que representarían escenas de la vida de San
Francisco de Asís. De esta serie sólo se
conocen otros tres cuadros, dos atribuidos al pintor Francisco Álvarez Carneiro
y un tercer cuadro de autoría anónima.
La inscripción en el
cuadro nos informa sobre quién encargó la obra. Se trató del alcalde y
gobernador de Caracas, maestre de campo don Ruy Fernández de Fuenmayor y Tovar,
nacido en La Victoria (Venezuela) en 1678 y fallecido soltero en Caracas en
1755, caballero de la orden de Santiago, quien asume como alcalde de segunda
elección junto a don Francisco Carlos de Herrera en febrero de 1724 (Sucre,
1964:239). Los alcaldes de Caracas tenían entonces la prerrogativa real de
ocupar el cargo de gobernador ante la ausencia del designado por el rey. En el
caso de Fuenmayor y Herrera, sustituyeron al encarcelado gobernador Diego de
Portales y Meneses hasta el primero de enero de 1725. Fuenmayor volvió a ocupar
el cargo de alcalde en 1750 junto a don Antonio Blanco Uribe (Sucre, 1964:271),
aunque en esa oportunidad sin ocuparse de la gobernación de la provincia. Por
lo que el cuadro puede ser fechado con precisión en 1724, año en el que ejerció
los dos cargos gubernativos a los que alude la inscripción.
También sabemos que Fernández de Fuenmayor fue uno de los hacendados que firmó un memorial de protesta solicitando la clemencia real en contra de la Compañía Guipuzcoana en noviembre de 1744 (Ferry, 1989: 268). En 1754 escribió al Marqués de Castelmoncayo sobre su ascendencia de los Tovar de Villacastín y de los Fuenmayor de Agreda, según un documento conservado en el Archivo Histórico de la Nobleza en Toledo. Se trataba entonces de un miembro destacado de la elite caraqueña, descendiente de una importante familia de la nobleza española.
El cuadro se destaca
también por la presencia de un paisaje urbano de fondo, que se observa a través
de tres aperturas: a la izquierda una ventana enrejada que permite ver una
vegetación; al centro dos puertas abiertas que muestran edificios con almenas y
arcos de medio punto; a la derecha una ambigua ventana sin puertas que revela
un espacio urbano con diferentes edificios y una multitud. Este manejo del
espacio resulta excepcional en la pintura colonial venezolana, en la cual rara
vez se representan ciudades y paisajes.
Al interior del espacio,
tanto el acompañante del santo como los criados miran atentamente las acciones
de San Francisco, quien se gira hacia un hombre y le hace entrega de un plato
con un ave asada. El hombre parece ser un mendigo, lleva ropas rasgadas y una
larga vara que le sirve de bastón.
La composición general ostenta algunos errores en la representación de los personajes, sobre todo en la gestualidad y posición en el espacio. Pese a estos problemas, no encontramos otra composición tan compleja en la producción local, lo que ha llevado a especular sobre la posible producción española del cuadro.
Primeros estudios
Alfredo Boulton publica
su Historia de la pintura en Venezuela, época colonial en 1964, pero en
este importante libro no se incluye a este cuadro, quizás porque la abreviatura
“Hisp.s” pudo ser leída por Boulton como “Hispanicus” (Hispánico), lo que
probaría la autoría española y por lo tanto fue excluido en un texto que
privilegiaba el estudio de la producción pictórica local.
En 1984 Carlos F.
Duarte reproduce a color el cuadro en su libro Historia del traje durante la
época colonial venezolana, para explicar cómo era la vestimenta hacia
finales del siglo XVI. En este texto el autor especula sobre la figura
masculina que acompaña al santo, en quien cree ver un retrato del alcalde
gobernador Ruy Fernández de Fuenmayor y Tovar. Por ello explica: “A pesar de
haber sido pintado hacia 1724, el artista caraqueño adoptó, anacrónicamente,
trajes anteriores, pertenecientes a los últimos años del siglo XVI, para vestir
a sus personajes. Sin duda no adoptó los trajes correspondientes a la época del
santo por estar presente también la figura contemporánea suya del Alcalde
Gobernador. Prefirió por lo tanto, adoptar una moda intermedia que recordara
tanto el pasado como el presente” (Duarte, 1974:33). Llama la atención que
señale el origen caraqueño del artista y que proponga la existencia de un retrato
dentro de la obra: “El propio Alcalde Gobernador, que debía tener alrededor de
46 años de edad, aparece con bonete de letrado, bigotes alzados y mosca. Está
envuelto en un capote rojo de anchas mangas, almilla y jubón blanco, abotonado
con botones de oro, hasta el cuello. Lleva medias de arrugas y pantuflos rojos
de tacón alto” (1974:33). Sobre el resto de las figuras apunta lo anacrónico de
sus vestimentas: gorgueras, capas, jubones, sombreros de ala ancha y calzones
afollados. En ningún momento menciona la posibilidad de que el artista haya
empleado una estampa como fuente de inspiración, lo que explicaría el uso de
las vestimentas anacrónicas.
En el mismo texto aclara que no habría que confundir a este Fernández de Fuenmayor, con su abuelo, el gobernador del mismo nombre. Efectivamente, Rui Fernández de Fuenmayor Figueroa, nació en Santo Domingo (República Dominicana) en 1602, fue general de las galeras en la isla La Española, gobernador y capitán general de la provincia de Venezuela entre 1673 y 1644. Tras ser retirado del cargo permaneció en Caracas donde falleció en 1651. Según Duarte, lo anacrónico de las vestimentas y el nombre semejante del donante del cuadro habría producido errores entre algunos autores, pero no nos brinda luces sobre estos autores y tampoco se evidencian en la bibliografía citada.
En 1991 Carlos F. Duarte junto al arquitecto Graziano Gasparini publican Historia de la Iglesia y Convento de San Francisco de Caracas. En este texto se menciona la donación del cuadro en 1724, y se transcribe la firma del artista: “Hispanicus me fecit initiator” (1991:33). Nuevamente se propone como título San Francisco comiendo en compañía del alcalde gobernador Ruy Fernández de Fuenmayor. Y se relaciona con otras donaciones efectuadas al mismo convento en fechas cercanas, como la obra La muerte de San Francisco del pintor Fernando Álvarez Carneiro por don Ignacio Antonio de Leguizamón, fallecido en 1726; y la donación del capitán Simón Piñate (fallecido en 1728) del cuadro Aparición de San Francisco al Papa Gregorio IX. Todas estas piezas tienen dimensiones muy semejantes, lo que nos indicaría la intención de convertirlas en una serie, que también debería incluir otro cuadro El encuentro de San Francisco y Santo Domingo, que se conserva en la misma iglesia, pero el cual no fue reproducido en el libro. Lamentablemente, nada más se aporta sobre nuestro cuadro en esta publicación y tan sólo se limita a su reproducción en blanco y negro.
Varios años después, concretamente en el 2000, Carlos F. Duarte publica su Diccionario biográfico documental, en este registra información sobre esta pintura, mantiene la misma transcripción de la firma (“Hispanicus me fecit initiator”) y apunta como título San Francisco invitado a comer por el Cardenal Hugolino (p. 96). Nada se explica sobre el cambio de título, aunque podríamos intuir que Duarte volvió a analizar la vestimenta de la figura masculina que acompaña al santo y habría llegado a la conclusión que no representaría al alcalde caraqueño sino al cardenal Ugolino de Segni (ca. 1170-1241), quien habría de convertirse en el futuro Papa Gregorio IX. Sin embargo, aunque esta interpretación parece ser correcta, el cuadro nos da indicios de otra escena de la vida del santo que ha pasado inadvertida por los estudiosos de la pintura colonial en Venezuela hasta el presente.
Hacia
una correcta interpretación
Al revisar la
literatura hagiográfica que circulaba en Caracas durante los siglos XVII y
XVIII se destaca el texto de fray Damián Cornejo, Chronica Seraphica. Vida
del glorioso patriarca San Francisco y de sus primeros discípulos (1682).
En este libro se reúnen numerosos episodios de las distintas biografías del
santo que se publicaron hasta la fecha. En su página 434 Cornejo cuenta sobre una
reunión de San Francisco con el cardenal Ugolino, cuando el santo se dirigía a
Roma para una audiencia con el pontífice Honorio III, en la que se aprobaría la
regla de la naciente orden. En esta reunión el cardenal lo invita a comer y
Francisco acepta el convite, pero al servirse la comida, Francisco opta por comer
unos mendrugos que llevaba consigo. El cardenal reacciona ofendido ante la
negativa del santo de probar las viandas que gustosamente le estaba obsequiando.
Francisco le recuerda sus votos de pobreza y humildad, por lo que el cardenal
acepta su explicación y lo acompaña a la audiencia.
Si bien este relato explicaría
parte de la imagen representada, están ausentes los mendrugos, por lo que no es
exactamente esta escena lo que se ha representado. Cornejo nos narra otro
banquete al que fue invitado San Francisco, que también ocurre antes de la
estigmatización, y que nos permite comprender mejor el cuadro. En su página 210
relata que en el año 1215 el santo llega a la ciudad de Alexandria de la Palla y
se hospeda en la casa de un rico devoto suyo. La fama de santidad de Francisco estaba
tan difundida que un envidioso decidió tenderle una trampa para tentar su
humildad. Este hombre se disfraza de mendigo y pide limosna a la puerta de la
casa de su anfitrión, justo cuando éste le obsequiaba a Francisco un banquete
de bienvenida. El santo escucha las voces lastimeras del falso mendigo y decide
obsequiarle un pedazo de capón asado (pollo que se castra cuando es pequeño y
se ceba para comerlo) que estaba servido en el banquete. Tras esto, el falso
mendigo se despojó de su disfraz y salió a la plaza convocando a la gente de la
ciudad para alertarlos sobre la fingida humildad de Francisco. Sacó de un paño
el capón que le había dado el santo y cuando lo mostró a la multitud éste se
convirtió en un trozo de pescado, lo que motivó las burlas de la concurrencia. El
envidioso se arrepintió de su vano intento de deslucir la fama del santo, por
lo que nuevamente el pescado volvió a ser capón, lo que fue interpretado como un
testimonio de la protección divina de la que gozaba San Francisco.
Este relato encaja
perfectamente con lo representado en el cuadro. San Francisco se gira para
entregar un plato con un capón o ave asada a un hombre que parece mendigo, ya
que lleva bastón y ropa rasgada. Pero en la esquina derecha apreciamos una
puerta o ventana abierta que nos permite ver a una multitud en un espacio
urbano. En el primer plano de ese grupo se aprecia a dos hombres: uno de ellos sostiene
un paño y otro levanta con su mano una cabeza de pescado. Por lo que la pieza
debería llamarse: El milagro del capón.
Detalle del cuadro |
Ahora bien, creemos que el artista unió ambos temas en un solo cuadro. Es decir, representó el milagro del capón, pero incluyó al cardenal Ugolino como anfitrión, lo que permitiría explicar su vestimenta: sotana roja, sobrepelliz blanca, y un birrete oscuro. Solo faltaría la muceta roja sobre los hombros, que en el cuadro habría sido reemplazada por una amplia chaqueta roja. Tal divergencia de las vestimentas del cardenal nos indicaría que el artista no conocía los hábitos cardenalicios o está tomando la imagen de algún grabado que aún no hemos podido ubicar. Por lo que la investigación sobre esta obra no está concluida y esperamos continuarla en futuras entregas en este blog.
Janeth Rodríguez Nóbrega
Bibliografía citada:
Carta
remitida desde Caracas por Ruy Fernández de Fuenmayor explicando al Marqués de
Castelmoncayo su ascendencia de los Tocar de Villacastín y de los Fuenmayor de
Agreda, 1754. ES.45168.AHNOB/ Fernan Nuñez, C. 371, D.43 Toledo: Archivo
Histórico de la Nobleza.
BOULTON, A. (1975). Historia de la pintura en Venezuela. Época colonial. Caracas, Ernesto Armitano Editor.
CORNEJO, Fray D. (1682). Chrónica Seraphica. Vida del glorioso patriarca San Francisco y de sus primeros discípulos. Parte primera. Madrid, Imprenta de Juan García Infançon.
DUARTE, C. F. (2000). Diccionario biográfico documental. Pintores, escultores y doradores en Venezuela. Período hispánico y comienzos del período republicano. Caracas, Fundación Polar, Fundación Galería de Arte Nacional.
DUARTE, C. F. (1984). Historia del traje durante la época colonial venezolana. Caracas, Armitano.
DUARTE, C. F. y Gasparini G. (1991). Historia de la Iglesia y Convento de San Francisco de Caracas. Caracas, Editorial Arte.
FERRY, R. J. (1989). The Colonial Elite of Early Caracas: Formation and Crisis, 1567-1767. Berkeley: University of California Press.
RODRÍGUEZ DE LA TORRE, F. (2018). “Rui Fernández de Fuenmayor Figueroa” en Real Academia de la Historia, Diccionario Biográfico electrónico (https://dbe.rah.es/biografias/35149/ruy-fernandez-de-fuenmayor-figueroa).
SUCRE, L.A. (1964). Gobernadores y capitanes de Venezuela. Caracas, Litografía Tecnocolor.
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