La educación de María, siglo XVIII

Este óleo y témpera sobre tabla (48.5 x 32 cm) muestra a dos figuras femeninas con una evidente desproporción entre ellas. La figura de mayor tamaño se encuentra sentada en una silla frailera con apoyabrazos y patas rojas. Cubre su cabeza con un velo blanco, viste túnica verde y manto amarillo. La figura más pequeña se encuentra de pie, con un pequeño libro entre sus manos. Viste túnica blanca y manto azul. Ambas figuras llevan aureolas en sus cabezas. Se encuentran en un espacio cerrado, con fondo neutro oscuro, y una estructura arquitectónica: columnas de orden toscano que sostienen un arco que simula ser de piedra. La tabla posee un marco de madera policromado en rojo y amarillo.

Anónimo, La educación de María

El cuadro representa a Santa Ana, madre de la Virgen María y esposa de San Joaquín, en el momento de enseñarle a su pequeña hija a leer. Se trata de un tema tardío, que surge en el arte europeo hacia finales de la Edad Media. A pesar de no hallarse ninguna referencia sobre este episodio en las fuentes documentales conocidas, y pese a las críticas de los teólogos, logró consolidarse como un tema popular durante la Contrarreforma que contribuía a promover la educación femenina en el hogar. 

Algunos tratadistas consideraban la escena como una muestra de la humildad de María, quien habría nacido con ciencia infusa tras ser elegida por Dios para ser la Madre de Jesús, pero que habría silenciado su conocimiento para no humillar a su madre Ana. 

Es evidente que la presencia del libro es un anacronismo en la representación, pero sirvió para que la población europea y americana reivindicara la lectura como una actividad formativa que debía ser realizada en la intimidad del hogar.

Carlos Federico Duarte en su libro Pintura e iconografía popular en Venezuela (1978) estudió esta pieza. En ese momento apuntó que: “El colorido y la técnica recuerdan a los de la escuela de Río Tocuyo. Por el contrario, el marco se asemeja a los de la escuela de Mérida. Por estas razones, acaso, puede proceder de un punto geográficamente intermedio.” Esta imprecisión sobre el origen geográfico de una obra como esta es un obstáculo frecuente, debido a que poco se ha estudiado la pintura realizada fuera de Caracas. Es imperativo catalogar la producción artística de toda la zona de El Tocuyo y sus alrededores, además del área andina, para determinar con mayor precisión la existencia de esas características formales que nos permitan identificar un supuesto lenguaje pictórico local. De lo contrario, estamos postulando la existencia de "escuelas regionales" que no se basan en unos criterios objetivos. 


Bibliografía consultada:

Héctor Schenone, Iconografía del arte colonial. Santa María. Buenos Aires, EDUCA, 2008.

Carlos F. Duarte, Pintura e iconografía popular en Venezuela. Caracas, Ernesto Armitano, 1978.

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