La Virgen de la Candelaria

Una de las piezas más interesantes que nos ha tocado estudiar es esta talla de la Virgen de la Candelaria. Una escultura, sin firma, en madera de cedro, policromada, encarnada y estofada, de unos 107 cm de alto aproximadamente. 

Lázaro González de Ocampo, Virgen de la Candelaria, ca. 1703

La pieza representa a la Virgen de la Candelaria, una advocación mariana muy popular en América del Sur, que representa la purificación de María siguiendo las leyes mosaicas. Según el Evangelio de San Lucas (2, 22-40) a los cuarenta días después del nacimiento de Jesús, María se presentó junto a su hijo en el templo portando las ofrendas (unos pichones) y cinco ciclos de plata. En el templo la esperaba el anciano Simeón, quien reconoció el carácter divino del niño presentado profetizando que una espada (símbolo de un gran dolor) atravesaría el corazón de esa joven madre. La ofrenda de los pichones o palomas era propia de las familias judías pobres, ya que lo usual era entregar un cordero a cambio del primogénito.


La celebración de la Purificación de María se difundió por toda la cristiandad occidental gracias al papa Sergio I (687-701), quien al amanecer de cada 2 de febrero organizaba una procesión desde la iglesia de Santa Martina hacia la iglesia de Santa María la Mayor en Roma. Los participantes llevaban cirios y antorchas, que eran bendecidos durante la celebración, de allí se tomó el nombre de la fiesta de las Candelas y luego de la Candelaria. La luz de las velas simbolizaba la luz divina manifestada en el nacimiento de Jesús, luz del mundo. 


La Virgen de la Candelaria es la patrona de Tenerife y las Palmas (Islas Canarias), a partir del milagroso encuentro, por unos pastores guanches, de una talla de esta iconografía en una gruta. La imagen tinerfeña era una talla en madera de cuerpo completo, que frecuentemente era revestida con ropajes en tela que sólo dejaban ver los rostros y manos de las figuras. Esta talla desapareció durante un temporal en 1826. 


La talla tinerfeña mostraba a María de pie, sosteniendo al Niño en su brazo derecho, y un cirio en la mano izquierda. En nuestro caso la figura del Niño ha desaparecido, pero por la posición de los brazos y manos se intuye que la imagen portaría el cirio y al Niño. En la pieza tinerfeña el Niño llevaba el pichón entre sus manitas. Así como la Virgen vestía una túnica blanca y un manto con bordados florales. El manto mostraba un borde decorado con letras que no formaban ninguna palabra. Al igual que la túnica, que era ceñida por una cinta también decorada con letras. Tales elementos se repiten en la talla que estamos estudiando, por lo que podemos afirmar que es una copia de la pieza que se veneraba en Tenerife (Islas Canarias) desde su conquista en el siglo XV.



Según información que suministra el obispo Mariano Martín (1720-1792) en su visita pastoral en 1772, la talla que estudiamos fue encargada a un taller tinerfeño por los migrantes isleños asentados en la ciudad de Caracas en 1703, con la intención de construir una ermita en las proximidades a la quebrada de Anauco. La iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria se concluye en 1708 y la imagen fue entronizada el 14 de diciembre de ese mismo año en el retablo principal, altar en donde permaneció hasta el terremoto de 1900. Tras este sismo, la imagen fue retirada y sustituida por otra pieza, posiblemente por los daños en sus manos y por haberse deteriorado la figura del Niño. Pasó a manos de Luis Suárez Borges, importante coleccionista de arte colonial hasta su fallecimiento en 1975, cuando es adquirida por Fernando Mendoza, y en la actualidad está en manos de un nuevo coleccionista privado. 


El investigador español Pablo Amador Marrero la atribuyó al escultor canario Lázaro González de Ocampo (Güímar 1651-Santa Cruz de Tenerife 1714) en un estudio realizado en el 2009, a través de fotografías suministradas por Carlos F. Duarte. Estamos ante una pieza que tiene una historia muy particular ligada a la vida religiosa de Caracas y de las islas Canarias.


Bibliografía consultada:

Carlos Duarte, Historia de la escultura en Venezuela. Caracas, Caracas, Ediciones J. J. Castro y asociados, 1979

Manuel Landaeta Rosales, La iglesia y plaza de la Candelaria de Caracas. Caracas, Imprenta Bolívar, 1908.

Pablo Amador Marrero, “Candelaria Indiana. Devoción y veras efigies en América” en Vestida de sol. Iconografía y memoria de Nuestra Señora de la Candelaria. San Cristóbal de la Laguna, Caja Canarias, 2009.

Obispo Mariano Martí, Documentos relativos a su visita pastoral de la diócesis de Caracas (1771-1784). Caracas, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1969.

Héctor Schenone, Iconografía del arte colonial. Santa María. Buenos Aires, EDUCA, 2008.      



 


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Algunos pintores coloniales venezolanos

La pintura colonial en Venezuela (1)

La pintura colonial en Venezuela (última parte)