Una Dolorosa inspirada en Andrés Merino

El uso de estampas como fuentes de inspiración en el arte colonial es algo muy común, en una época en la cual la originalidad no era un objetivo entre los artistas. Muy por el contrario, contar con una imagen que previamente habría sido revisada y aprobada por la Iglesia, le evitaba al artista tener que lidiar con la engorrosa tarea de investigar la correcta iconografía de cada tema a representar.  Por ello muchos artistas atesoraban colecciones de estampas entre sus instrumentos de trabajo. A su vez, la posibilidad de contar con una estampa del tema a representar le permitía al cliente poder exigir un tema específico con la seguridad de recibir exactamente lo que habría solicitado. Todo esto no significa que el artista se limitara a copiar las estampas de una manera pasiva. En infinidad de ocasiones encontramos combinaciones de estampas diversas en una misma obra, y en otras, pequeños cambios que facilitaban o complejizaban el tema representado, según los intereses del artista. También podemos hallar pinturas que se inspiran en otras pinturas o incluso en esculturas, por lo que el concepto moderno de plagio no era un elemento que considerar en la práctica artística.

Un caso interesante es este óleo sobre tela (98 x 88.5 cm con marco) conservado en una colección privada caraqueña, que parece inspirarse en un grabado del español Andrés Merino de Jesucristo (1730-1787) elaborado en 1757, en el cual se aprecia a la Virgen María con una espada que traspasa su pecho. El artista, no sólo ha copia la figura de María, también ha mantenido algunos elementos del fondo, aunque en una escala menor como parte del paisaje. También incluyó el Sagrado Corazón que flota en el cielo y unos querubines entre nubes. Pero, agregó por su cuenta angelitos en el suelo que portan los instrumentos de la Pasión de Cristo, lo que ayuda a contextualizar los sufrimientos de María. Y suprimió la cartela y los marcos rococó que decoran la parte inferior de la estampa. 

La identificación del grabado de Merino como fuente, nos ayuda a poder datar la pieza con mayor precisión, por lo que podemos asumir que es muy posterior a 1757, fecha en la cual fue impresa. Mientras que el brocateado delicado en los vestidos de la Virgen se asemeja a la práctica pictórica quiteña, por lo que ese podría ser el origen de esta singular pintura.


Anónimo ¿quiteño?, Virgen Dolorosa, siglo XVIII.


Andrés Merino de Jesucristo, Dolorosa, 1757.

Para finalizar, la devoción a los dolores padecidos por María surge en Occidente en el siglo XI y se difunde con fuerza en las centurias siguientes generando una amplia variedad iconográfica. La figura de María con una espada o daga atravesando su pecho se inspira en el relato bíblico en el cual María y José entran al templo, después de los cuarenta días del nacimiento de Jesús. En la entrada del templo el sacerdote Simeón, le profetiza a María “a ti una espada te atravesará el alma” (Lucas 2:33-35). Elemento simbólico que tanto Merino, como el anónimo pintor, incluyen en su obra.




Bibliografía consultada:

Héctor Schenone, Iconografía del arte colonial. Santa María. Buenos Aires, EDUCA, 2008 p. 207

Grabado reproducido en: https://colonialart.org/artworks/2653a

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