Virgen de la Soledad

En una colección privada caraqueña encontramos este pequeño óleo sobre tela (33 x 39 cm), sin firma, que representa a la Virgen de la SoledadEn el cuadro la figura de la Virgen ocupa toda la composición, sobre un fondo neutro de color castaño oscuro. Está rodeada de una cortina azul recogida para dejarnos ver la imagen mariana. En la esquina superior derecha se encuentran tres querubines. La Virgen lleva toca y túnica blanca. Cubre su cabeza con un amplio manto negro con estrellas blancas, el cual está anudado a sus pies con un lazo del que se aprecian las cintas. Un largo rosario de cuentas amarillas va pendiente de su cuello y cae sobre su túnica. La figura lleva la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha con gestos de dolor y tiene sus manos entrelazadas. Sobre su cabeza lleva una aureola con rayos plateados, semejante a la que usan las figuras talladas por lo que se trataría de un retrato de una pieza escultórica.


Anónimo caraqueño, Virgen de la Soledad, siglo XVIII. Colección privada


Efectivamente, la Virgen de la Soledad es una talla de vestir elaborada por el artista español Gaspar Becerra (1520-1568) hacia 1565, que se veneraba en el convento de la Victoria en Madrid. La escultura original fue destruida durante la guerra civil española en 1936. La imagen fue extremadamente popular a partir de mediados del siglo XVII, gracias a la publicación del texto de fray Antonio Ares, Discurso del ilustre origen y grandes excelencias de la misteriosa imagen de nuestra Señora de la Soledad del convento de la Victoria de Madrid de la Sagrada Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula, en 1640. En este texto se narraba las supuestas dificultades que había experimentado el escultor para elaborar la pieza, que había sido encargada por la reina Isabel de Valois para obsequiarla al convento de los frailes mínimos. Tras tallar dos cabezas que fueron rechazadas por la reina, durante un sueño Becerra recibe instrucciones celestiales, las cuales obedece al despertar y logra tallar una cabeza que obtiene el beneplácito de la reina.

Después de la publicación de Ares surgieron otros textos, copias escultóricas y pictóricas, e innumerables estampas, que la representan sola, en su retablo o en sus andas. En casi todos ellos se aprecia un cortinaje que la enmarca, a veces querubines y la presencia de la aureola en plata que circunda su cabeza. La imagen madrileña vestía con manto negro, túnica blanca con una toca del mismo color que cubre su pecho y cuello, esto último característico de la vestimenta de las viudas castellanas en el siglo XVII.

Grabado anónimo, siglo XVIII


En Venezuela se conserva una copia de la imagen de la Soledad madrileña, que fue donada a la Iglesia de San Francisco de Caracas en 1654. Por lo que la devoción local a esta advocación tuvo gran presencia en la Caracas de los siglos XVII y XVIII. Gracias a esto proliferaron sus imágenes en pintura y escultura.


Bibliografía consultada: 

Héctor Schenone, Iconografía del arte colonial. Santa María. Buenos Aires, EDUCA, 2008, p. 528

Carlos Duarte y Graziano Gasparini, Historia de la iglesia y convento de San Francisco de Caracas. Editorial Arte, 1991, p. 25


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