Virgen de la Misericordia
Por Janeth Rodríguez N.
En el Museo de Arte Colonial de Mérida se conserva un lienzo titulado Madonna que representa a la Virgen María, mediante una figura de busto con el rostro ligeramente ladeado, dirigiendo su mirada hacia el espectador. La Madre de Dios viste la tradicional túnica roja y cubre su cabeza con un manto azul oscuro. Una abundante cabellera castaña dividida en dos se extiende desde su cabeza, ocultando parcialmente su manto y cuerpo. La ficha técnica que acompaña a esta hermosa pieza nos informa que se trata de un óleo sobre tela de producción anónima, posiblemente pintado durante el siglo XVIII, hallado en La Paz (Bolivia) aunque de procedencia portuguesa.
En realidad estamos ante una pintura peruana y no portuguesa, que representa a la Virgen de la Misericordia de El Callao, que se veneraba en la capilla de San Francisco de Borja, ubicada en el templo de la Compañía de Jesús en el puerto de El Callao (Perú). La imagen original desapareció durante el terremoto de 1746, que destruyó la ciudad portuaria.
Muchas de las copias que se elaboraron de esta pintura llevan la inscripción: “Copia de una imagen de Nuestra Señora de la Misericordia que sudó y lloró en la iglesia de la Compañía de Jesús en el puerto de El Callao, el día del Arcángel San Miguel en 29 de septiembre de 1675 años”. En contraste, la pieza del museo merideño ostenta una inscripción en latín: “Mater Misericordiarum totiusque consolationis peccatorum quae cincundata sudoribus, lachrymavit im portu Cala limense septembris die vero XXIX”, la cual puede traducirse como: “Madre de Misericordia, consuelo de todo pecador, rodeada de sudores y lágrimas, Puerto Cal. Limense septiembre 29”.
En efecto la inscripción nos confirma la identidad peruana de la obra conservada en nuestro país. Según los relatos del padre jesuita Jacinto Barrasa (nacido a mediados del siglo XVII y fallecido en 1704), durante el mes de junio de 1675 los fieles apreciaron que el rostro de María estaba cubierto de sudor. Nuevamente el día de la festividad de San Miguel Arcángel (el 29 de septiembre de 1675) se volvió a apreciar el mismo fenómeno sobrenatural. La noticia sobre el milagroso evento se difundió con rapidez, acudiendo religiosos y creyentes, quienes conservaron algodones empapados en aquel extraño sudor. A partir de entonces comenzaron a encargarse copias de la imagen como la que se exhibe en el museo merideño y en el monasterio de Santa Catalina en Córdoba (Argentina), donde también se conserva una copia muy semejante a nuestro cuadro.
La pintura del Museo de Arte Colonial de Mérida no sólo repite la iconografía de esta advocación peruana, sino que además da cuenta del milagroso suceso. Se trataría entonces de una pieza posiblemente elaborada en la primera mitad del siglo XVIII, antes del terremoto que destruyó el puerto de El Callao.
Bibliografía consultada: Héctor Schenone, Santa María. Iconografía del arte colonial. Buenos Aires, Educa, 2008.
Agradecemos al Lic. Daniel Esparza por su ayuda en la traducción de la inscripción en latín.
Comentarios
Luis Homero Carrillo. Director del Museo de Arte Colonial de Mérida.