Herencia de Oriente. La pintura enrollada en la Venezuela colonial
Por Diana Gonçalves
En los estudios que se han llevado a cabo sobre el arte colonial latinoamericano, entre estos el de la actual Venezuela, se le ha descrito de diferentes maneras: como derivado de un arte provincial - arte de la periferia -, como arte mestizo - de caracteres hispano-indígenas - o como producción puramente imitativa de los modelos europeos. Pero un estudio más profundo de éste indica que no sólo se caracteriza por sus influencias europeas o indígenas, por el contrario, la cultura asiática penetró también dentro de la producción artística del país y prueba de ello es la presencia de pinturas enrolladas verticales – kakemono en japonés -. Tenemos, por ejemplo, esta obra de Juan Pedro López (1724-1787) titulada Nuestra señora de la Merced entre San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato. (Lam.I)
Este formato fue introducido primeramente en China, según la tradición, por Gu Kaishi durante el Período de Estados en Guerra (403-221 a.C), y tuvo su mayor auge precisamente durante la dinastía de los T’ang (618-907 d.C), volviéndose rápidamente popular debido a su facilidad de transporte. Se trata de una obra en tela o papel y montada sobre un brocado con rodillos de madera en sus extremos para brindarle rigidez.
Habiendo establecido China sus primeras relaciones con Japón ya en el siglo I, fue en el período Nara japonés (710-784 d.C) cuando la imitación de los modelos chinos se acentuó en la isla. Desde entonces, el kakemono, o rollo colgante, se constituyó como la primera forma de la pintura japonesa, destinada a ser expuesta y colgada en una pared. Oriente, y en específico Japón, influyó grandemente en el arte de Europa gracias a los primeros contactos de los misioneros portugueses con esta tierra extranjera. Es con la llegada del misionero jesuita Francisco Javier a Kagoshima en 1549 que se inician las relaciones más cercanas con la cultura nipona; ya en 1570 se autorizó la zona de Nagasaki como el centro de intercambio comercial portugués.
Precisamente, a raíz de este contacto, se dio origen a un tipo de arte donde, por ejemplo, se representan escenas occidentales en las formas tradicionales del Japón, o temas japoneses con elementos y estilos europeos; a estas producciones se les conoció como arte Nanban, que significa ‘extranjeros del sur’ en japonés, nomenclatura utilizada en principio para referirse a los extranjeros portugueses e incluyéndose luego a los de toda Europa. Entre las piezas Nanban se produjeron Maki-e o laqueados, biombos y, de igual modo, pintura enrollada vertical como la siguiente Nuestra Señora de las Nieves (Lam.II).
Con la importación de obras europeas a Japón, estas gustaron tanto a ciertos sectores de la civilización nipona que incluso se mandaron a realizar copias de las mismas, mas esto pronto se volvió muy costoso tanto por su compra como por su transporte. Esto llevó a que, conforme se expandían los misioneros por todo el país, se propiciase la producción interna de este tipo de pintura, fundándose así diversas escuelas. Grandes cantidades de estas creaciones llegaron a Lisboa como muestra del talento local y luego, más allá de los reyes portugueses, a todos los miembros de la Casa de Austria como regalos diplomáticos destinados a afianzar los lazos entre las diferentes casas reales de Europa, entre estas las corte de Felipe II, rey de España, gran coleccionista y fanático del arte.
Esta etapa “privilegiada” del arte Nanban tuvo su final cuando Toyotomi Hideyoshi (1539-1598), sucesor del asesinado Oda Nobunaga (1534-1582), comenzó dos persecuciones menores contra los misioneros y convertidos al cristianismo, en especial los españoles franciscanos y dominicos, en 1587 y 1597 respectivamente; ya en el 1640, todos los europeos habían sido expulsados del Japón, y se prohibió la permanencia a cualquier extranjero - a excepción de los holandeses; luego de 250 años de persecución, muy pocas piezas Nanban, en especial las de temática religiosa, pudieron sobrevivir, pero un número significativo permanece aún entre los tesoros europeos.
Siendo este arte exótico tan cotizado en Europa, no es extraño que muchas de estas piezas hayan llegado a América desde la metrópoli. Pero por otro lado, estas no tuvieron que llegar necesariamente desde Occidente, pues también se pudo haber tenido contacto casi directo con rollos colgantes provenientes de la propia China o Japón, ya fueran estas obras Nanban o más fieles a sus temas de origen. La famosa Ruta de la Seda mantuvo en contacto durante siglos al continente europeo con Asia, mas fue del interés de Felipe II, Rey de España, crear una nueva y más rápida ruta comercial con Asia por vía marítima.
Habiéndose descubierto las Filipinas en 1521 por Sebastián Elcano y Magallanes, se procedió a afianzar el poder español en la isla, tarea llevada a cabo por Miguel López de Legazpi en 1564, ayudado por una importante cantidad de colonizadores y misioneros. Aún así, no fue sino hasta el año siguiente, con el descubrimiento de la corriente de Kuro Shivo por parte de Andrés de Urdaneta, que se encontró una vía de regreso a la Nueva España, pudiéndose finalmente fundar la ciudad-puerto de Manila en el año de 1571, la cual se convertiría en el principal punto de encuentro entre Oriente y Occidente, lugar de continuas ferias comerciales, creándose así una ruta propia entre España, América, Asia y Oceanía. De aquí el origen del llamado Galeón de Manila, también conocido como Nao de China, con capacidad de unas 500 a 1500 toneladas de mercancía.
Los puertos de Nueva España, o al menos los puertos ‘legales’, fueron los principales puntos de control del comercio español con Oriente y, por ende, el principal centro de distribución de arte tanto occidental como oriental, donde pudieron haber llegado piezas de pintura enrollada, ya fueran con influencia Nanban de España o importadas directamente desde China o Japón; cabe destacar que, cuando Japón se cierra a Occidente, China trata de suplir el mercado occidental con piezas que imitaban al arte Nanban. Además de las piezas importadas, muchos artistas locales van a tratar de imitar estas piezas asiáticas, usualmente adquiridas por las clases menos pudientes. Mas ¿Cómo se conecta todo este bagaje histórico de las relaciones Occidente-América (México)-Oriente con la producción artística de Venezuela?
Ya en el siglo XVII, apareció una importante economía regional, y en Venezuela surge especialmente alrededor del cultivo de cacao, iniciado en el siglo XVI en los valles cercanos a Caracas, y exportándose principalmente desde el puerto de La Guaira. Tal crecimiento del mercado propició el surgimiento de la clase hacendada y de una aristocracia caraqueña, lo cual se traduce en un relativo crecimiento del poder adquisitivo en el país, permitiéndose así una mayor importación de piezas, sin necesariamente superar la producción nacional. Aunque con un paréntesis entre 1760 y 1780 en el auge de la empresa cacaotera, resurge esta vez orientada hacia la exportación tanto a España como a la Nueva España; el intercambio entre Caracas y ésta última suponía el 82% del producto.
Por otra parte, afirma Frédérique Langue que la Iglesia se había convertido en el siglo XVII en el agente financiador de la empresa cacaotera (Langue, F.,1991), hecho que resulta importante destacar, tomando en cuenta que era la Iglesia el mecenazgo principal del arte colonial; no seria de extrañar, entonces, que a la capitanía hayan llegado obras de arte de la Nueva España por la gracia del clero.
Resulta importante también destacar el papel de la Real Compañía Guipuzcoana dentro del comercio entre Caracas y los puertos españoles. Establecida en 1730 como una extensión del comercio español, tenía como fin primero el crear una relación económica de intercambio exclusivamente entre la provincia de Venezuela y Madrid. Este intercambio reciproco de productos entre España y Venezuela pudo haber sido otro medio de entrada para algunas formas ‘mezcladas’ como el arte Nanban presentes en el arte peninsular.
Todo este gran tráfico marítimo terminó, primeramente, con la independencia de la Nueva España, siendo en 1821 el último viaje del famoso Galeón de Manila. En Venezuela, ya para 1809 decaía la exportación de cacao, representando menos del 50% de las exportaciones, diversificándose tanto los productos como la clientela; en cuanto a la Real Compañía Guipuzcoana, fue ésta finalmente abolida en 1784. Con la gesta independentista, se deja atrás el antiguo orden monárquico e irrumpen las ideas de la modernidad con base en los principios de libertad, igualdad, propiedad y seguridad.
Si bien la Iglesia no desaparece y, ciertamente, aún encomienda pinturas y esculturas a los artistas locales como mínimo, luego de instaurada la República será el Estado el mecenas principal del arte venezolano, aunque la población mayoritaria no necesariamente siguió los modelos neoclásicos instaurados y se continuó en cierta medida el trabajo de los antiguos talleres. El kakemono, por su facilidad de transporte y su origen “exótico”, fue y sigue siendo la forma de mayor arraigo en el Oriente, y aún sigue siendo en nuestros días un formato presente en Occidente, tal vez no dentro del arte académico pero sí en la publicidad y las manualidades.
Lámina I
Atribuido a Juan Pedro López, Nuestra Señora de la Merced entre San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato, Década de 1760. Oleo sobre tela. 84 x 66 cm. Colección de la Asociación Venezolana Amigos del Arte Colonial, Caracas. Reproducido en: Carlos F. Duarte. Juan Pedro López. Maestro de pintor, escultor y dorador. 1724-1787. p.133.
Lámina II
Atribuido a la escuela de ‘Kano’ en Nagasaki, Nuestra Señora de las Nieves, F. aprox. 1600 y 1614. Colección del Museo de los 26 Mártires; Nagasaki, Japón.
Reproducida en: http://www1.bbiq.jp/martyrs/EsTesoros.html
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:
- Duarte, Carlos F. Juan Pedro López. Maestro de pintor, escultor y dorador. 1724-1787. Galería de Arte Nacional. Caracas, 1996.
- Lésoualc’h, Théo. Pintura japonesa. Ediciones Aguilar. Madrid, 1969.
- Páleologue, Georges Maurice. Arte Chino.
- Langue, Frédérique. “Nuevo Mundo Mundos Nuevos. Orígenes y desarrollo de una élite regional. Aristocracia y cacao en la provincia de Caracas, siglos XVI-XVIII” en Tierra Firme, Revista de Historia y Ciencias Sociales, n°34, abril-junio 1991,
pp. 143-161.
- Scroll painting. [DOCUMENTO HTML] URL: http://c86e.com/china-element/knowing-china-more/arts-a-crafts/painting/101-rock-painting.html
- Centro de Estudios Superiores Navales de México. Dpto. Historia y vínculos Institucionales. El sistema de flotas, comercio y el Galeón de Manila. [DOCUMENTO PDF] URL: http://www.cesnav.edu.mx/foro/Historia/conquista_colonia/pdf/flotas_comercio_galeon_manila.pdf
- Euronet.nl (Visitado 2009, Octubre 05) Tanya Grassley, April 1997. What did nanban art offer? [DOCUMENTO HTML] URL: http://www.euronet.nl/users/artnv/nanban.html
Edición: Janeth Rodríguez
En los estudios que se han llevado a cabo sobre el arte colonial latinoamericano, entre estos el de la actual Venezuela, se le ha descrito de diferentes maneras: como derivado de un arte provincial - arte de la periferia -, como arte mestizo - de caracteres hispano-indígenas - o como producción puramente imitativa de los modelos europeos. Pero un estudio más profundo de éste indica que no sólo se caracteriza por sus influencias europeas o indígenas, por el contrario, la cultura asiática penetró también dentro de la producción artística del país y prueba de ello es la presencia de pinturas enrolladas verticales – kakemono en japonés -. Tenemos, por ejemplo, esta obra de Juan Pedro López (1724-1787) titulada Nuestra señora de la Merced entre San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato. (Lam.I)
Este formato fue introducido primeramente en China, según la tradición, por Gu Kaishi durante el Período de Estados en Guerra (403-221 a.C), y tuvo su mayor auge precisamente durante la dinastía de los T’ang (618-907 d.C), volviéndose rápidamente popular debido a su facilidad de transporte. Se trata de una obra en tela o papel y montada sobre un brocado con rodillos de madera en sus extremos para brindarle rigidez.
Habiendo establecido China sus primeras relaciones con Japón ya en el siglo I, fue en el período Nara japonés (710-784 d.C) cuando la imitación de los modelos chinos se acentuó en la isla. Desde entonces, el kakemono, o rollo colgante, se constituyó como la primera forma de la pintura japonesa, destinada a ser expuesta y colgada en una pared. Oriente, y en específico Japón, influyó grandemente en el arte de Europa gracias a los primeros contactos de los misioneros portugueses con esta tierra extranjera. Es con la llegada del misionero jesuita Francisco Javier a Kagoshima en 1549 que se inician las relaciones más cercanas con la cultura nipona; ya en 1570 se autorizó la zona de Nagasaki como el centro de intercambio comercial portugués.
Precisamente, a raíz de este contacto, se dio origen a un tipo de arte donde, por ejemplo, se representan escenas occidentales en las formas tradicionales del Japón, o temas japoneses con elementos y estilos europeos; a estas producciones se les conoció como arte Nanban, que significa ‘extranjeros del sur’ en japonés, nomenclatura utilizada en principio para referirse a los extranjeros portugueses e incluyéndose luego a los de toda Europa. Entre las piezas Nanban se produjeron Maki-e o laqueados, biombos y, de igual modo, pintura enrollada vertical como la siguiente Nuestra Señora de las Nieves (Lam.II).
Con la importación de obras europeas a Japón, estas gustaron tanto a ciertos sectores de la civilización nipona que incluso se mandaron a realizar copias de las mismas, mas esto pronto se volvió muy costoso tanto por su compra como por su transporte. Esto llevó a que, conforme se expandían los misioneros por todo el país, se propiciase la producción interna de este tipo de pintura, fundándose así diversas escuelas. Grandes cantidades de estas creaciones llegaron a Lisboa como muestra del talento local y luego, más allá de los reyes portugueses, a todos los miembros de la Casa de Austria como regalos diplomáticos destinados a afianzar los lazos entre las diferentes casas reales de Europa, entre estas las corte de Felipe II, rey de España, gran coleccionista y fanático del arte.
Esta etapa “privilegiada” del arte Nanban tuvo su final cuando Toyotomi Hideyoshi (1539-1598), sucesor del asesinado Oda Nobunaga (1534-1582), comenzó dos persecuciones menores contra los misioneros y convertidos al cristianismo, en especial los españoles franciscanos y dominicos, en 1587 y 1597 respectivamente; ya en el 1640, todos los europeos habían sido expulsados del Japón, y se prohibió la permanencia a cualquier extranjero - a excepción de los holandeses; luego de 250 años de persecución, muy pocas piezas Nanban, en especial las de temática religiosa, pudieron sobrevivir, pero un número significativo permanece aún entre los tesoros europeos.
Siendo este arte exótico tan cotizado en Europa, no es extraño que muchas de estas piezas hayan llegado a América desde la metrópoli. Pero por otro lado, estas no tuvieron que llegar necesariamente desde Occidente, pues también se pudo haber tenido contacto casi directo con rollos colgantes provenientes de la propia China o Japón, ya fueran estas obras Nanban o más fieles a sus temas de origen. La famosa Ruta de la Seda mantuvo en contacto durante siglos al continente europeo con Asia, mas fue del interés de Felipe II, Rey de España, crear una nueva y más rápida ruta comercial con Asia por vía marítima.
Habiéndose descubierto las Filipinas en 1521 por Sebastián Elcano y Magallanes, se procedió a afianzar el poder español en la isla, tarea llevada a cabo por Miguel López de Legazpi en 1564, ayudado por una importante cantidad de colonizadores y misioneros. Aún así, no fue sino hasta el año siguiente, con el descubrimiento de la corriente de Kuro Shivo por parte de Andrés de Urdaneta, que se encontró una vía de regreso a la Nueva España, pudiéndose finalmente fundar la ciudad-puerto de Manila en el año de 1571, la cual se convertiría en el principal punto de encuentro entre Oriente y Occidente, lugar de continuas ferias comerciales, creándose así una ruta propia entre España, América, Asia y Oceanía. De aquí el origen del llamado Galeón de Manila, también conocido como Nao de China, con capacidad de unas 500 a 1500 toneladas de mercancía.
Los puertos de Nueva España, o al menos los puertos ‘legales’, fueron los principales puntos de control del comercio español con Oriente y, por ende, el principal centro de distribución de arte tanto occidental como oriental, donde pudieron haber llegado piezas de pintura enrollada, ya fueran con influencia Nanban de España o importadas directamente desde China o Japón; cabe destacar que, cuando Japón se cierra a Occidente, China trata de suplir el mercado occidental con piezas que imitaban al arte Nanban. Además de las piezas importadas, muchos artistas locales van a tratar de imitar estas piezas asiáticas, usualmente adquiridas por las clases menos pudientes. Mas ¿Cómo se conecta todo este bagaje histórico de las relaciones Occidente-América (México)-Oriente con la producción artística de Venezuela?
Ya en el siglo XVII, apareció una importante economía regional, y en Venezuela surge especialmente alrededor del cultivo de cacao, iniciado en el siglo XVI en los valles cercanos a Caracas, y exportándose principalmente desde el puerto de La Guaira. Tal crecimiento del mercado propició el surgimiento de la clase hacendada y de una aristocracia caraqueña, lo cual se traduce en un relativo crecimiento del poder adquisitivo en el país, permitiéndose así una mayor importación de piezas, sin necesariamente superar la producción nacional. Aunque con un paréntesis entre 1760 y 1780 en el auge de la empresa cacaotera, resurge esta vez orientada hacia la exportación tanto a España como a la Nueva España; el intercambio entre Caracas y ésta última suponía el 82% del producto.
Por otra parte, afirma Frédérique Langue que la Iglesia se había convertido en el siglo XVII en el agente financiador de la empresa cacaotera (Langue, F.,1991), hecho que resulta importante destacar, tomando en cuenta que era la Iglesia el mecenazgo principal del arte colonial; no seria de extrañar, entonces, que a la capitanía hayan llegado obras de arte de la Nueva España por la gracia del clero.
Resulta importante también destacar el papel de la Real Compañía Guipuzcoana dentro del comercio entre Caracas y los puertos españoles. Establecida en 1730 como una extensión del comercio español, tenía como fin primero el crear una relación económica de intercambio exclusivamente entre la provincia de Venezuela y Madrid. Este intercambio reciproco de productos entre España y Venezuela pudo haber sido otro medio de entrada para algunas formas ‘mezcladas’ como el arte Nanban presentes en el arte peninsular.
Todo este gran tráfico marítimo terminó, primeramente, con la independencia de la Nueva España, siendo en 1821 el último viaje del famoso Galeón de Manila. En Venezuela, ya para 1809 decaía la exportación de cacao, representando menos del 50% de las exportaciones, diversificándose tanto los productos como la clientela; en cuanto a la Real Compañía Guipuzcoana, fue ésta finalmente abolida en 1784. Con la gesta independentista, se deja atrás el antiguo orden monárquico e irrumpen las ideas de la modernidad con base en los principios de libertad, igualdad, propiedad y seguridad.
Si bien la Iglesia no desaparece y, ciertamente, aún encomienda pinturas y esculturas a los artistas locales como mínimo, luego de instaurada la República será el Estado el mecenas principal del arte venezolano, aunque la población mayoritaria no necesariamente siguió los modelos neoclásicos instaurados y se continuó en cierta medida el trabajo de los antiguos talleres. El kakemono, por su facilidad de transporte y su origen “exótico”, fue y sigue siendo la forma de mayor arraigo en el Oriente, y aún sigue siendo en nuestros días un formato presente en Occidente, tal vez no dentro del arte académico pero sí en la publicidad y las manualidades.
Lámina I
Atribuido a Juan Pedro López, Nuestra Señora de la Merced entre San Pedro Nolasco y San Ramón Nonato, Década de 1760. Oleo sobre tela. 84 x 66 cm. Colección de la Asociación Venezolana Amigos del Arte Colonial, Caracas. Reproducido en: Carlos F. Duarte. Juan Pedro López. Maestro de pintor, escultor y dorador. 1724-1787. p.133.
Lámina II
Atribuido a la escuela de ‘Kano’ en Nagasaki, Nuestra Señora de las Nieves, F. aprox. 1600 y 1614. Colección del Museo de los 26 Mártires; Nagasaki, Japón.
Reproducida en: http://www1.bbiq.jp/martyrs/EsTesoros.html
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA:
- Duarte, Carlos F. Juan Pedro López. Maestro de pintor, escultor y dorador. 1724-1787. Galería de Arte Nacional. Caracas, 1996.
- Lésoualc’h, Théo. Pintura japonesa. Ediciones Aguilar. Madrid, 1969.
- Páleologue, Georges Maurice. Arte Chino.
- Langue, Frédérique. “Nuevo Mundo Mundos Nuevos. Orígenes y desarrollo de una élite regional. Aristocracia y cacao en la provincia de Caracas, siglos XVI-XVIII” en Tierra Firme, Revista de Historia y Ciencias Sociales, n°34, abril-junio 1991,
pp. 143-161.
- Scroll painting. [DOCUMENTO HTML] URL: http://c86e.com/china-element/knowing-china-more/arts-a-crafts/painting/101-rock-painting.html
- Centro de Estudios Superiores Navales de México. Dpto. Historia y vínculos Institucionales. El sistema de flotas, comercio y el Galeón de Manila. [DOCUMENTO PDF] URL: http://www.cesnav.edu.mx/foro/Historia/conquista_colonia/pdf/flotas_comercio_galeon_manila.pdf
- Euronet.nl (Visitado 2009, Octubre 05) Tanya Grassley, April 1997. What did nanban art offer? [DOCUMENTO HTML] URL: http://www.euronet.nl/users/artnv/nanban.html
Edición: Janeth Rodríguez
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